Despierto entre las flores,
como los sueños sorpresa, palpando el instante de paz.
Seis gotas de lluvia rodaban entre las columnas erguidas,
las palabras se perdían entre las manos enlazadas, dando consistencia al mundo la fortaleza que sujeta la vida.
Un amor imprescindible, como el oxígeno de las miradas,
un camino aprendido ayer, pero nuevo hoy aún,
una senda más real que nos recoge en lo esencial,
aprieta, oprime y encoge en la soledad,
pero ennoblece, humaniza y enternece la existencia
desde el mar de tus ojos brillantes,
Mar que besamos con desdén.
Rendidas a tu lado aceptamos un destino nuevo de esperanza infinita, deseo y veneración.
Caminamos y cruzamos veredas inservibles
ResponderEliminarpero nos damos cuenta que cuando nos rozan
las zarzas del camino andado, nuestro cuerpo
se fortalece y se hace mas liviano, mas humano
porque somos materia que aun siente
los sudores del verano.
Un abrazo