Rendirme
al súbito silencio
de la alegría
perderme en el tiempo
sobre el viento del Abra
con la placentera ribera
de vuestros ojos.
Y grito en la íntima
pavorosa libertad
de sentir el fuego
de la adolescencia vivida mantenida en el recuerdo constante venerado por hechizos compartidos
como el rojo intenso de las fresas
sonrosadas y dulces, frescas
y con eterna pasión
abrazadas, por esa mágica luz
que nos enlaza
al gran sentido de la vida.
Que tus gritos atroné el aire
ResponderEliminarhechizados por la luz de tu mirada,
que, fresca y cálida se asoma
desde la mañana buscando la vida,
vida renovada, en tu cálida morada.
Un abrazo
Antonio¡¡¡un abrazo y gracias por venir a mi casa.
ResponderEliminar