En las situaciones límite, me acompaña mi protector
ese mágico e invisible: la esperanza y el aliento, la fe...
sin embargo...
un instante de dolor interior punzante, indomable y aterrador
se clavaba en mi estómago y en mi pecho
tan solo con unas palabras mal comprendidas
con los ruidos, truenos que desde el cielo se oían,
se reflejaban, se presentían...
Recobraba la calma después de reflexionar
gritar, pedir aclaraciones a la vida,
a la existencia, al porqué...
sin obtener ninguna respuesta salí corriendo
hacía el hospital...
Permanecía inmóvil su pierna izquierda, su mano, su mirada perdida,
su corazón...
La fragilidad del ser se dibujaba en las paredes
la ternura salpicaba la habitación, además...
el cariño invadía las partículas del aire mientras...
aprendíamos el funcionamiento de la cama digital,
donde ella se encontraba cerca de la ventana...
al servicio de los deseos no cumplidos,
a las órdenes del equilibrio,
a la recuperación del caos del universo,
al destino de la vida...
Solo el silencio caminaba de los minutos siguientes
sin comprender nada.
Tan solo las caricias en la mano,
la cercanía, el apoyo, la seguridad y el amor llenaban
el ser desvalido que se elevaba o descendía en la cama digital
ahora que nos han mostrado sus instrucciones.
Los días, las horas pasan lentas, en alerta,
con tensión, con dolor, con suaves sonrisas de esperanza,
con desesperación, con arraigo, con lucha..
mientras la cama digital donde reposa ese ser indefenso que somos:
sube, baja, se inclina, se ordena...aceptando el presente incierto y su llamada .
No hay comentarios:
Publicar un comentario