Del Mercado a la Catedral

Bajábamos con expectativa, con curiosidad al ambiente y el bullicio, la vidriera, los gritos de las pescadoras, el olor a pescado, a perejil, a papel de estraza y poco a poco como si de un museo se tratara admirábamos el nuevo mercado.

En Bilbao, en el Casco Viejo bordeando la ría está el Mercado de la Ribera, reformado, iluminado, limpio, diáfano, con sus cristaleras brillando mientras la cúpula nos observaba cerca del cielo.

Curiosamente las vidas, las historias se suceden en el tiempo, en el anonimato, como trozos de novelas insólitas que nadie nunca leerá. El día camina hacía la noche sin remedio, como la noche espera al día para salir el sol de nuevo y en silencio...

cada amanecer.

La Catedral de Bilbao nos esperaba en la plaza.

Su voz de mariposa hacía temblar las columnas

los mármoles bailaban con su luz

ella nos hacía estremecer...